EL
PARLACHE
(Tomado
de Wikipedia)
El parlache fue
inicialmente una germanía1 que se originó y desarrolló en los
sectores marginales2 de la ciudad de Medellín y, años más tarde, extendida
al área
metropolitana del Valle de Aburrá y a otras poblaciones y
ciudades de Antioquia y
de Colombia.324 Ha tenido una influencia en el habla
popular de otras regiones de este país a través de los medios de comunicación
que le han dado espacio.5 Algunas personas de distintas edades
y características socioculturales, habitantes del área metropolitana del Valle
de Aburrá y de otras regiones de Colombia han
adoptado varios de sus términos como una jerga.3 Sus principales influencias son
el español paisa,
la salsa y
el lunfardo.6
Es
importante aclarar que el parlache no deja de ser una variante del español,
puesto que casi todos sus mecanismos de transformación y creación léxica se
adaptan a los procesos fonológicos, morfosintácticos y semánticos de
esta lengua. Aunque los usuarios del parlache rechacen el español estándar como
símbolo de la clase dominante, en el fondo lo reconocen como la forma más
elaborada y la que se quiere utilizar en determinadas circunstancias.7
Durante
la época colonial en el siglo XVI la minería del oro fue la primera actividad
económica de Antioquia.11 Desde los tiempos de la conquista española de
Colombia los territorios antioqueños de Remedios y Zaragoza han sido poblados y recorridos
por buscadores de oro. En la época de la colonia, para atender a la explotación
de las minas los colonos más ricos llevaban a Zaragoza y Remedios cuadrillas
de esclavos negros,
que venían desde Cartagena de Indias;
los colonos menos pudientes lo buscaban en las arenas con sus propias manos,
ayudados de picos y bateas, como muchas personas lo hacen todavía hoy en estos
lugares y en muchos otros de Colombia.12 Los núcleos urbanos de los
municipios anteriormente mencionados están constituidos en gran parte por
mineros, individuos y familias, que han llegado de otras tierras, aledañas y
lejanas dentro y fuera del departamento de Antioquia.11 En Zaragoza y Segovia operan
compañías extranjeras y pequeñas empresas colombianas que ocupan en conjunto a
millares de trabajadores en la extracción de oro,11 los cuales todavía son muy explotados
artesanalmente, existiendo gran cantidad de ilegalidad y violencia.13
En
los estudios e investigaciones sobre Antioquia se ha dicho que la construcción
del ferrocarril,
el auge de la economía cafetera y
la industrialización de Medellín, estuvieron determinados por la participación
de los ricos y poderosos antioqueños en diferentes sectores de la economía
como: minería, comercio, ganadería e industria. A principios del siglo XX
también estaban instalándose compañías extranjeras dedicadas a la explotación
aurífera, especialmente en el nordeste antioqueño. Sin embargo son pocos los
estudios sobre las repercusiones que en cada municipio tuvo este proceso.12
Durante
la década de 1950 una
carretera, que prácticamente desaparecía en épocas de lluvias, transitaba entre
Zaragoza y Remedios. También había un servicio de transporte aéreo desde y
hacia Medellín y Cartagena. La alimentación de la mayoría de los habitantes era
mala. El clima era insalubre y abundaban los enfermos de paludismo. El consumo de licores,
especialmente de cerveza, alcanzaba proporciones muy altas, principalmente en
Zaragoza. La introducción de muchas cuadrillas de negros africanos para la
extracción del oro, podría explicar el uso del vocablo «combo» entre otros de
origen africano.14
Véanse también: Historia de Medellín, Frente Nacional, La Violencia, Conflicto
armado interno en Colombia y Lunfardo.
Hasta
1930 las principales corrientes migratorias provenían de la zona rural cercana
a Medellín y de los sectores medios de los pueblos más alejados; los migrantes
eran de los sectores económicos del
comercio, minería y artesanal. Después de 1930 el ritmo del proceso migratorio
tendió a acelerarse, y a partir de 1948 el crecimiento total alcanza el 6%, con
la llegada de pobladores que huyen o son expulsados por los bandoleros, la pobreza y la problemática
agraria.
El tango es
introducido en Medellín por las compañías
discográficas gracias a la aparición de los discos de setenta y ocho revoluciones. En ellos se
escuchaba una música de carrilera (u
otra obra de la música
folclórica colombiana) de un lado y un tango del otro
interpretados éstos en la voces de cantantes no argentinos, sino españoles o de
otros países latinoamericanos. La introducción de estos discos se produjo entre
las décadas de 1920 y 1930. Otro factor que contribuyó a la introducción y la
difusión del tango durante la década de 1930, fueron las emisiones de radio
locales e internacionales. Por último, la trágica muerte de Gardel en 1935 en el aeropuerto Olaya
Herrera de Medellín, contribuyó al nacimiento del mito y a que
esta ciudad fuera calificada como «la capital tanguera del mundo». En el
orden sociológico apuntan
a la existencia de procesos sociales semejantes en la Argentina de comienzos del siglo XX y en
la Antioquia de esas primeras décadas. La renovación política que tiene lugar
con el ascenso del presidente del partido liberal Alfonso López
Pumarejo después de cuarenta y cinco años de hegemonía conservadora y
su lema de «la revolución en
marcha» genera también un verdadero proceso de modernización y
Medellín se industrializa reforzando con ello la fuerte corriente migratoria
del campo a la ciudad (versión local de la argentina «hacer la América»). Esta
migración tiene espacio cerca de la antigua estación Cisneros del ferrocarril y
de la antigua plaza de mercado con
una mayor concentración en los bares y prostíbulos del barrio Guayaquil.
Es allí donde florece el tango, como expresión de lo que experimentan esos
seres marginales que se debaten entre la nostalgia de un pasado, la convicción
de que el tiempo pasa para todos y lo único cierto es la muerte, la experiencia
de pérdida en la que el barrio, la madre, la mujer querida, todo se va, dejando
al hombre en soledad.15
Después
de 1945, con el comienzo de la época de «La Violencia», la ciudad de Medellín afrontó
un proceso acelerado de crecimiento que hizo aumentar el número de habitantes y
urbanizar terrenos que no eran tenidos como posibles zonas de construcción,
especialmente hacia el norte en la zona nororiental de
Medellín.16 Si bien la guerra civil que se
ensañó con los campos colombianos no tocó directamente a la ciudad, esta sí se
vio afectada por la llegada masiva de refugiados.16
Desde
aproximadamente la década de 1980, pero con antecedentes importantes en las
décadas de 1960 y 1970, con el lenguaje de los camajanes,a de las bandas y de los famosos vagos
y patos que deambulaban por los barrios, viene desarrollándose
en Medellín y en su Área Metropolitana el parlache, que expresa
toda esa nueva realidad que se vive en una ciudad en crisis. Realidad
caracterizada, entre otros aspectos, por:
·
Un crecimiento
excesivo y no planeado de la ciudad, debido a los procesos de migración y de
desplazamiento ocasionados por la violencia.
·
Una gran
concentración de la población en zonas periféricas, en muchos casos, con
problemas de transporte, de vías de acceso y servicios públicos, como agua,
alcantarillado y electricidad.
·
Bajos niveles de
cobertura en educación y en salud y altos índices de pobreza, desempleo y
desnutrición.
·
A todo esto se
agrega que un alto porcentaje de esa masa poblacional que llega a la ciudad
está compuesto por jóvenes y niños que no encuentran alternativas para llevar
una vida digna y se convierten en un grupo vulnerable que fácilmente se vincula
a actividades delictivas.17
Surge
entonces el parlache, ya que las transformaciones sociales,
culturales y laborales de Medellín generaron una división de la ciudad en dos
sectores diferenciados, y dieron origen a una serie de cambios lingüísticos y a
una nueva forma de simbolizar y de expresar la realidad urbana. El surgimiento
de lenguajes con mucho argot se da, con diferentes niveles de intensidad, en
las grandes ciudades del mundo. Al respecto, la profesora mexicana
Rossana Reguillo Cruz (1995, p. 94), al
estudiar el mundo de las bandas (que en México tienen unas características un
tanto diferentes a las de Medellín), dice que el territorio de la banda puede
leerse como un texto cultural, en el que se materializan las visiones y
representaciones del mundo de los actores que lo habitan.17
Para
el profesor catalán Carlos Feixa et al. (Alsinet, pp. 96—100),
las culturas juveniles crean un territorio propio y se apoderan de espacios
urbanos determinados que distinguen con sus marcas: la esquina, la calle, la
pared, el local de baile, la discoteca, el centro urbano, las zonas de ocio.
Crean palabras, giros, frases hechas; cambian la entonación, todo para oponerse
a los adultos. Para lograrlo toman elementos prestados de los argotes
marginales, como el de la droga, de la delincuencia y de las minorías étnicas;
pero también crean nuevos términos y expresiones a través de las metáforas, de
la inversión silábica y los juegos lingüísticos.18
Al
referirse al Verlan francés, el periodista José
Luis Barbería (1999), nos dice que los
suburbios de las ciudades francesas son hoy fecundos laboratorios lingüísticos,
pues a toda hora surgen nuevas palabras creadas con la inversión de las sílabas
de las palabras conocidas, con la fusión de vocablos nacidos del choque entre
el francés y el árabe, las lenguas centroafricanas, el inglés e incluso el
español; también surgen nuevas palabras por creación pura y caprichosa.19
Estas
características coinciden también con el proceso de formación y de difusión del
lunfardo en Buenos Aires, dialecto que surgió de los inmigrantes que vivían en
la orilla (sectores marginales de la ciudad). Para José Gobello (1996, p. 129), presidente
de la Academia de lunfardo y estudioso
de esta variedad dialectal, el lunfardo puede considerarse como un repertorio
de voces extranjeras, una acumulación de préstamos. El lunfardo fue creado por
los compadritos con los elementos lingüísticos traídos por los inmigrantes. En
un comienzo, el lunfardo fue un lenguaje rechazado y discriminado, pero con el
paso del tiempo, según Sebreli (1979, p. 106): «Siendo el
lenguaje técnico de los malhechores, destinado a ser entendido sólo por los
iniciados, devino luego en lenguaje común de todo este sector desasimilado, que
intenta la destrucción simbólica de la sociedad organizada, mediante la
destrucción de su lenguaje».b19
En
Colombia, concomitante con el narcotráfico,
un gran número de personas, en su mayoría jóvenes con escasas posibilidades de
estudio y de empleo, dan origen a las bandas y al sicariato. Estas bandas y la
situación socioeconómica,
cultural e ideológica que rodea a los jóvenes de los barrios populares, y aun,
a jóvenes de otros sectores, generan una cultura ambivalente y una crisis de
los valores tradicionales. Los jóvenes, entonces, no tienen una identidad cultural
definida, porque a pesar de que muchos de ellos han nacido en Medellín, no
tienen una raíz propiamente urbana y en sus manifestaciones culturales y
lingüísticas se puede leer todo un sentido de desarraigo, que es claramente
observable en los escritos que hemos recogido para la primera investigación y
en los datos que se recopilaron para esta tesis doctoral. Este desarraigo se
expresa en palabras como
amurao, desparchado, chirrete, bandera,
desechable.20
Con
el deterioro de las condiciones socioculturales y la agudización de la
violencia, el parlache sigue vigente, y su desarrollo es tan fuerte, que su
caudal léxico se ha incrementado notoriamente en los últimos años. El glosario
del libro publicado en 2001 no alcanzaba las 1 500 entradas; en cambio, en la base
de datos para esta investigación hay poco más de 2 500, contando las diferentes
acepciones. Así mismo, es cada vez más frecuente su uso en los medios de
comunicación, sobre todo, cuando abordan la problemática de los sectores
populares y marginales, no sólo de Medellín sino de toda Colombia. Además, la
presencia de palabras y expresiones del parlache en textos publicados ha
aumentado considerablemente en los últimos dos años.21
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